Los seis sombreros para pensar

Uno de los retos a los que tiene que hacer frente la educación del siglo XXI es la necesidad de que aprendamos a aprender, tanto los docentes como los alumnos. Esto se debe a la cantidad de información de la que disponemos, pero sobretodo a la velocidad con la que esta puede quedar  obsoleta, ya que aumentan el número de investigaciones y el conocimiento científico siempre está abierto a la refutabilidad. De ahí el auge de la formación permanente dentro del `profesorado y en cualquier ámbito profesional.

Para aprender a aprender es necesario tener ciertas destrezas como pensamiento crítico u otras relacionadas con procesos cognitivos. En este sentido es muy importante aprender a pensar, algo que no se trabaja demasiado en las escuelas y que en bachillerato o últimos años de secundaria queremos que brote de repente, sin haberlo enseñado y exigido previamente. Existen muchos autores que han desarrollado teorías y técnicas pedagógicas que ayudan a enseñar a nuestros alumnos a razonar, comprender, argumentar... Es importante que los alumnos también sean conscientes de cuales son sus mecanismos de aprendizaje, como desarrollan sus pensamientos y opiniones, etc., es decir, que hagan una reflexión metacognitiva.

Edward de Bono, psicólogo especializado en el tema del pensamiento, desarrollador del término "pensamiento lateral" ha desarrollado varias técnicas para mejorar las habilidades y actitudes de exploración como el CTF (Considerar Todos los Factores) CyS (Consecuencias y Secuelas) o PNI (Positivo-Negativo-Interesante) .  Edward de Bono es un firme defensor de que la enseñanza sobre los procesos del pensamiento se debe de hacer de forma explícita, para crear una mayor conciencia de los mismos.

En su libro "Six thinking hats" expone de una forma resumida como actúa nuestra mente cuando tomamos decisiones. Intenta darnos las claves de estos procesos para la ayuda a la toma de decisiones en grupo o de forma individual. Para simplificar el pensamiento, este método propone que las cosas se atiendan una por una, y que todos los participantes se concentren coordinadamente en la que está siendo estudiada. Así, no solo se facilita el cambio de actitud —para lo cual basta con pedir un cambio de sombrero—, sino que se organizan puntos de vista diferentes y se crea un mapa enriquecido para tomar mejores decisiones.
Cada sombrero simboliza una forma de ver, una manera específica de pensar, que no se preocupa tanto por describir lo ya ocurrido, sino que intenta vislumbrar lo que está por venir. Al tratarse de una convención aceptada, que responde a ciertas reglas concretas, el uso de los sombreros permite expresar libremente aquello que la racionalidad lógica de occidente tiende a censurar y, al mismo tiempo, contribuye a limitar y a darle un mejor uso a ciertas formas de pensamiento que son propias de dicha racionalidad, pero que por lo general suelen conducir a discusiones y confrontaciones infructuosas. Cuando los pensadores han incorporado las reglas de este método y el uso de los sombreros se ha convertido en una especie de lenguaje común, el ejercicio de pensar logrará deparar resultados maravillosos e imprevistos.

Cada sombrero viene a representar estos tipos de pensamiento:

  • Sombrero azul: es el que controla al resto de sombreros; controla los tiempos y el orden de los mismos.
  • Sombrero blanco: para pensar de manera más objetiva y neutral posible.
  • Sombrero rojo: para expresar nuestros sentimientos, sin necesidad de justificación.
  • Sombrero negro: para ser críticos de una manera negativa y pensar por qué algo no podría salir bien.
  • Sombrero amarillo: al contrario que el sombrero negro, con este se intenta buscar los aspectos positivos sobre un determinado aspecto.
  • Sombrero verde: abre las posibilidades creativas y está íntimamente relacionado con su idea de pensamiento lateral o divergente.

Creo que este tipo de técnica puede ser muy útil para ayudar a crear opinión, reflexión, como método de resolución de conflictos grupales, como técnica de apoyo a la mediación, etc. Podría llevarse a cabo en la clase de filosofía, en tutoría, psicología o incluso a la hora de analizar textos literarios, periodísticos o históricos.

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